El modelo de
formación dual se abre camino en España. Era previsible. La aprobación de un
marco de cualificaciones deja abierta la posibilidad de alcanzar formación y
experiencia, tanto por medio del sistema educativo y formativo, como del
productivo y empresarial. La cualificación, con su doble entrada de unidades de
competencia y módulos formativos, genera un potente estándar para estimular los
procesos de aprendizaje a lo largo de la vida. Las bases del sistema están
diseñadas, por lo que se puede poner a andar.
Conviene recordar
la diferencia con el pasado, cuando coexistían dos tipos distintos de formación
con contenidos curriculares distintos y ámbitos competenciales diversos. Los
que recordamos el llamado "Plan FIP", con su apuesta por certificados
de profesionalidad que no facilitaban la convalidación con la formación
profesional inicial del sistema educativo, y mucho menos la continuidad del
aprendizaje hacia niveles superiores, no podemos menos que valorar de forma muy
positiva lo que representan las cualificaciones para estimular el aprendizaje a
lo largo de la vida, en línea con las recomendaciones de la Unión Europea.
No existe una
tradición en España de formación dual en las empresas. Los que piensan en una
mera extrapolación de experiencias de otros países, como Alemania, se
equivocan. El sistema educativo y formativo en este país ha estado muy
relacionado con el aprendizaje en aula, en laboratorios, en aulas especiales,
en instalaciones del sistema educativo que se adaptaban a las características
del entorno productivo. Ahora se pretende dar el salto a la empresa, para
facilitar el conocimiento de la práctica laboral y la mejora de la
empleabilidad.
Si queremos
encontrar un modelo similar a la formación dual en la historia reciente de
España, habría que recurrir a las llamadas "Escuelas taller", un
programa ideado a finales de los años 80 por el Ministerio de Empleo, con el
objetivo de combatir el desempleo juvenil. El programa combinaba formación en
aula conducente a certificado de profesionalidad, con prácticas reales de
trabajo en obras y rehabilitación de espacios públicos. Los equipos
organizadores de estos programas se constituían como una empresa, con un
director, administrativo, un cuadro de formadores y docentes que controlaban y
evaluaban el aprendizaje y las realizaciones profesionales. Los ayuntamientos y
entidades sin ánimo de lucro se convertían en destinatarios del trabajo
realizado por los alumnos que, al finalizar sus programas e, incluso mucho
antes, eran contratados por las empresas que se interesaban por sus
cualificaciones. El programa tuvo un éxito extraordinario en términos de
aprendizaje, cualificación y empleabilidad. En los últimos tiempos, ha sido
cuestionado por su coste, pero tal vez los procesos de evaluación de políticas
que resultan preceptivos para este tipo de afirmaciones, están por ser
realizados.
En cualquier caso,
ante la falta de experiencia de formación dual en el ámbito empresarial (la FCT
de la formación profesional inicial cubre solamente una pequeña parte del
proceso de aprendizaje) convendría echar un vistazo a la experiencia disponible
de más de veinte años de Escuelas Taller. Los mecanismos de organización del
aprendizaje, de los equipos docentes y de control, los contenidos modulares,
las experiencias reales de trabajo y los resultados (las unidades de obra), el
papel de los tutores y formadores en la seguridad y prevención de riesgos,
configuran un modelo a imitar y conservar que los responsables de la
aplicación de la formación dual deberían tener muy en cuenta. Continuaremos en
esta misma línea en próximos trabajos.
Hola Elías, enhorabuena por tu blog.
ResponderEliminarExiste una gran diferencia entre la fp dual instaurada en Alemania y la que se pretende implantar en España. En primer lugar debemos ser conscientes del tipo de empresa que recibe al alumno, España está compuesta en su mayoría por PYMES y eso sin duda es un obstáculo para la implantación de este sistema. Por otro lado en Alemania existen más de 130.000 tutores formativos en la empresa, con dedicación exclusiva a esa labor. En España esta figura no existe y la experiencia en los programas en los que he participado que contaban con PNL no ha sido positiva. La conducta del empresario ha sido abusiva, pues lo importante no ha sido la formación del alumno.
Se ha priorizado el interés empresarial en forma de ahorro de mano de obra, anteponiendo esto a la formación del alumnado. Por tanto queda mucho camino por recorrer, pero eso sí, las comunidades autónomas disponen de un excelente vivero de tutores, profesionales habituados a trabajar la formación profesional en proyectos como las Escuelas Taller. Además de reunir las características intrínsecas en un profesional del oficio, están formados para dirigir el aprendizaje desde el punto de vista social y personal del alumno, que no nos olvidemos, es la figura que importa en todo este proceso. Un saludo.